Descubre la relación de la nutrición con el reflujo gastroesofágico

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El reflujo gastroesofágico consiste en el retorno involuntario y repetitivo del contenido del estómago al esófago. El síntoma más común es la acidez estomacal (sensación de ardor dolorosa y duración relativamente corta que se irradia detrás del esternón), con o sin regurgitación del contenido gástrico a la boca. Su sintomatología también incluye dolor en el pecho, hipo, tos después de las comidas, ronquera y mayor intensidad de los síntomas a la hora de acostarse. Además, el sexo femenino es más susceptible al desarrollo de la patología, así como los malos hábitos de vida, el tabaquismo, el sedentarismo y el abuso de medicamentos son factores de riesgo.

Su fisiopatología, a su vez, se debe al defecto de uno o más mecanismos de defensa del esófago, entre ellos: disfunción de la barrera antirreflujo, movimientos peristálticos o mecanismos de resistencia que están presentes en el epitelio esofágico (moco, bicarbonato, uniones intercelulares firmes, suministro de sangre).

Inhibidores de la bomba de protones

Los fármacos supresores de ácido predominan para el tratamiento de estas afecciones, conocidos como inhibidores de la bomba de protones, conocidos popularmente como “prazois” o, científicamente, IBP. Estos actúan en la supresión de la secreción de ácido gástrico mediante la inhibición específica de la enzima H+/K+-ATPasa sobre la superficie secretora de la célula parietal gástrica, pudiendo reducir casi por completo la producción de ácido clorhídrico en el estómago.

Sin embargo, el uso inadecuado de este tipo de medicamentos es preocupante, ya que actúa bloqueando la liberación de ácido hasta que se impida la síntesis de nuevas enzimas, lo que culmina en el desarrollo de hipoclorhidria gástrica.

Hipoclorhidria gástrica

Esta condición consiste en una de las posibles consecuencias del uso prolongado de “prazois”, caracterizado por un pH gástrico en ayunas superior a 4, común también en pacientes con H. pylori, gastritis autoinmune / atrófica e infectados por VIH. Además, cuando la hipoclorhidria ocurre durante períodos prolongados, es posible observar varios cambios químicos como disbiosis, digestión comprometida y proceso de absorción (principalmente para calcio, hierro y vitamina B12) y una mayor susceptibilidad a las infecciones.

Práctica clínica

En el caso del manejo nutricional, es necesario el objetivo de reducir la exposición del esófago al contenido gástrico, para ello, es necesario evitar la realización de comidas de alto volumen con altas concentraciones de lípidos. Además, para reducir la acidez de las secreciones gástricas, se debe evitar el café y las bebidas alcohólicas, así como analizar la tolerancia individual de cada paciente a ciertos alimentos.

Para la suplementación, la literatura aborda el uso de melatonina, ya que presenta una acción inhibidora sobre la secreción de ácido gástrico y efectos positivos sobre la cicatrización de la úlcera. El triptófano, vitaminas B6 y B12, tienen efecto analgésico y pueden ayudar en el alivio del dolor agudo debido a la promoción de una mayor disponibilidad de norepinefrina y serotonina, neurotransmisores inhibidores en el sistema nociceptivo. Además de la indicación de aloe vera, el psyllium, la cúrcuma y los probióticos también son efectivos en el manejo del reflujo gastroesofágico.

Referencias

Sugerencia de lectura:
Dieta en enfermedades gastrointestinales

Vea la conferencia de Denise de Carvalho sobre la plataforma Science Play –
Hipoclorhidria y el uso bajo en proteínas de la dieta: causas y soluciones

Pereira Rde S. Regresión de los síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico mediante suplementos dietéticos con melatonina, vitaminas y aminoácidos: comparación con omeprazol.

J Pineal Res. 2006 Oct;41(3):195-200. doi: 10.1111/j.1600-079X.2006.00359.x. PMID: 16948779.

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