La enfermedad de Hashimoto actúa transformando el sistema inmunológico en un enemigo potencial. Esto ocurre porque es una enfermedad de carácter autoinmune que afecta directamente a la tiroides, debilitándola y culminando en hipotiroidismo. Esta condición hace que la glándula tiroides disminuya la producción de hormonas T3 y T4, triyodotironina y tiroxina, respectivamente. La genética, el sexo, la edad, el desarrollo de otros trastornos autoinmunes, la exposición a la radiación, las infecciones bacterianas o virales, así como el consumo excesivo de yodo son posibles factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Hashimoto. A continuación, comprenda las implicaciones de la enfermedad de Hashimoto en el intestino.
Salud intestinal y tiroidea
Los estudios muestran diferencias en la composición de la microbiota intestinal en pacientes con enfermedades tiroideas en comparación con individuos sanos. Así, la relación entre los trastornos intestinales y la función tiroidea es una realidad, como ocurre en el hipotiroidismo subclínico e intestino permeable, hipohidroria, SIBO, infección por H. pylori y disbiosis intestinal. En estos casos, el metaboloma se muestra como una de las posibles causas de la desregulación de los niveles de TSH, es decir, la reutilización de la hormona a través del ciclo enterohepático. Además, la disbiosis puede conducir a una absorción reducida de minerales y la activación de los receptores Toll-Like. Cabe destacar que todo esto conduce a una retroalimentación positiva, porque, en una vía bidireccional, así como los trastornos gastrointestinales perjudican la función de la tiroides, tiende a inducir trastornos gastrointestinales.
Por lo tanto, la modulación de la microbiota intestinal está relacionada con una mayor disponibilidad de levotiroxina, la estabilidad de la función tiroidea y la influencia en la absorción de micronutrientes que influye directamente en la reducción de la inflamación tiroidea, los anticuerpos y la mejora de los síntomas frecuentes. Y en casos de alergias o intolerancias, la retirada del factor estresante como el gluten o la lactosa da como resultado una mejor función tiroidea.
Práctica clínica
El nutricionista puede utilizar como estrategias para el manejo de la enfermedad de Hashimoto, principalmente el enfoque en el cuidado de la salud intestinal, así como la suplementación con magnesio, la coenzima Q10, omega 3 y el mantenimiento de micronutrientes en niveles adecuados. Además, en estos pacientes, la literatura indica la suplementación de Myo-Inositol (2 a 4 g / día), ácido alfa lipoico (400-600 mg / día) y Ashwagandha (300 mg 2 veces al día).
Referencias
Sugerencia de lectura:
Hashimoto Thyroid Dietary Management
Vea el video con el Dr. Filippo Pedrinola en la plataforma Science Play – Eje intestino-tiroides
Artículo: Hashimoto e intestino: Bargiel P, Szczuko M, Stachowska L, Prowans P, Czapla N, Markowska M, Petriczko J, Kledzik J, Jędrzejczyk-Kledzik A, Palma J, Zabielska P, Maciejewska-Markiewicz D. Metabolitos del microbioma y disfunción tiroidea.
2021 Agosto 16;10(16):3609. DOI: 10.3390/jcm10163609. PMID: 34441905; PMCID: PMC8397005.